¿Cómo puedo motivar?

Esta es una de las preguntas más frecuentes en que los padres y profesores pensamos continuamente porque, a pesar de que muchos estudiantes se entusiasman de forma natural; la gran mayoría necesitan o esperan que sus progenitores o educadores les inspiren, reten o estimulen.

El aprendizaje efectivo en el aula, según muchos especialistas en la materia, dependen en gran medida de la habilidad del profesor para mantener el interés de los alumnos y que cualquier motivación que los estudiantes tengan al entrar en clase será transformado favorable o desfavorablemente dependiendo de lo que ocurra.

Desgraciadamente, no hay una fórmula mágica para motivar y sí diversos factores que pueden afectar a los estudiantes a la hora de trabajar y aprender:

·     Interés en la asignatura.

·     Percepción de su utilidad.

·     Deseo de superar la asignatura.

·     Autoconfianza y autoestima.

·     Paciencia y perseverancia.

Y, claro, no todos se motivan a través de  mismos valores, necesidades o deseos. Así algunos serán motivables por la aprobación de terceros y otros por desafíos o retos.

La importancia de la automotivación. Algunos investigadores han empezado a identificar aquellos aspectos de la enseñanza que mejora la capacidad de automotivación de los estudiantes. Para animarlos y que se conviertan en independientes podemos actuar en las siguientes direcciones:

1.     Dar frecuentes, anticipadas y positivas respuestas que apoyen a los alumnos a creer que pueden hacerlo bien.

2.     Asegurarse de dar oportunidades para que tengan éxito, asignando tareas que ni sean demasiado fáciles, ni demasiado difíciles.

3.     Ayudar a  encontrar un significado personal y un valor en la materia objeto de estudio.

4.     Crear una atmósfera que sea abierta y positiva.

5.     Ayudarles a  sentirse miembros valorados de la comunidad de aprendizaje.