DECIR NO
A la gran mayoría de nosotros nos cuesta decir que no cuando nos piden algo. Esto pasa por varias razones donde predomina el miedo ante los demás:
v
A
parecer egoístas o maleducados
v
A
desagradarles y que dejemos de caerles bien.
v
A que
reaccionen agresivamente.
Sin embargo es esencial para nuestro bienestar que cambiemos
de actitud si queremos prevenir las consecuencias
negativas que pueden afectar gravemente a nuestra salud física y psicológica.
En el mundo laboral esta situación es muy común y es fácil
que nos sobrecarguemos y nos veamos incapaces. A pesar de todo seguiremos
diciendo si por temor a:
ü Dar la impresión
de no ser eficientes
ü Que se enfade el
jefe si le decimos que no podemos hacerlo.
ü Que nos bajen de
categoría, o peor, perder nuestro trabajo.
ü Que dejen de
apreciarnos.
Vamos a considerar cada uno de
estos factores:
v
Siempre
que se responda asertivamente a las exigencias excesivas de nuestros jefes podremos
controlar la situación en el supuesto, poco probable, de que éste se ponga
furioso con nosotros.
v
Si
defendemos nuestros principios y le hacemos ver la situación, ganaremos su
respeto y puede que consigamos concienciarle de la magnitud de sus exigencias.
v
Él
respetará nuestra sinceridad y es más probable que en el futuro nos trate con
más consideración.
v
Hemos
de explicar nuestro caso demostrando que tenemos más trabajo sobre la mesa del
que podemos hacer y pedir que se nos indique la urgencia de cada una de las
tareas.
Para concluir: hay muchas formas de decir no, pero la
única conservando el respeto hacia uno mismo es siendo asertivo y como persona
asertiva siempre tenemos derecho a decir no y deberíamos poder hacerlo sin sentirnos culpable. Podemos elegir dar una explicación, pero no es lo mismo que dar una excusa, porque detrás de esta casi siempre hay una mentira.
Aprender a decir no.
Técnicas para decir no